domingo, 20 de julio de 2014

Meus Pais en Česká Republika II

El miércoles 16 tocaba ir a otro país, eso sí, aquí al lado: Eslovaquia.

Como había dicho los planes iniciales de la visita de mis padres pasaban por hacer un tour centroeuropeo, pero mi esguince de tobillo no nos lo permitió. Aún así, una visita de un día sí podía ser algo factible, sobre todo porque ya me habían sacado la escayola, así que el miércoles por la mañana nos fuimos en coche a Bratislava.


Esta ciudad es un poco menos conocida a nivel internacional pero en algunos lugares también la sitúan entre las ciudades imperiales del centro de Europa.

Es una ciudad bastante pequeña y que se puede visitar tranquilamente en un día y eso fue precisamente lo que hicimos. Llegamos a Bratislava sobre las 11 de la mañana, aparcamos el coche en un parking del centro y nos fuimos caminando a ver qué encontrábamos por los alrededores.


Empezamos visitando la parte vieja de la ciudad: el Ayuntamiento, las plazas de los alrededores, las callejuelas, la torre de Michalská Brána, Katedrála Svatého Martina y el Castillo de Bratislava. Justo cuando nos íbamos a ir, nos acercamos en el coche a ver la iglesia azul, ya en la parte nueva de la ciudad.



Como dije, aparcamos el coche en el parking de un hotel del centro y nos fuimos andando hasta la primera oficina de turismo que encontramos: cerca del ayuntamiento. La información que nos dieron no fue demasiada, por no decir ninguna, pero con el mapa que nos dieron y lo que habíamos estado buscando por internet nos llegó para completar la visita.



El tiempo fue bueno y nos dio la posibilidad de ir a todas partes andando y disfrutando de lo que por Bratislava veíamos. Para comer nos guiamos de Tripadvisor y nos fuimos a comer a un restaurante que estaba cerca de Michalská Brána, un sitio que estaba un poco escondido pero que mereció la pena visitar: Prašná Bašta.



Después de la comida nos fuimos caminando hasta el Castillo. La caminata fue importante y, como todos los castillos están en una colina, el último tramo de escaleras sí se hizo eterno. Pero claro, la vista de la ciudad y del Danubio merece mucho la pena.


Cuando ya estábamos montados en el coche para irnos se nos acordó un sitio que comentaban en algunos sitios y que quedaba un poco a desmano del centro de la ciudad: la iglesia azul de Bratislava. Un lugar que no merece el desvío si tienes que ir andando pero que, al ir en coche, merece la pena ir a ver para sorprenderse con el color azul y blanco de su fachada.

Cuando volvimos a Olomouc ya estaba siendo de noche así que sólo nos quedó llegar a casa, cenar e irnos a la cama para, al día siguiente, irnos a visitar lo que todo el mundo quiere ver cuando se viene a República Checa: Praga.



Teníamos un día completo para ver Praga así que según llegamos por la tarde aprovechamos para ir a dar una pequeña vuelta para ver las cosas más cercanas al hotel y disfrutar un poco del ambiente de la capital. Además estaban también en Praga Iván y David, unos amigos de Zamora con los que visitamos la ciudad castellano-leonesa un par de años atrás. Así que nos dimos una vuelta por la ciudad para ver la Plaza del Reloj y el Puente de Carlos, tomamos una cerveza con David y nos fuimos a descansar al hotel porque aún quedaban muchos kilómetros que recorrer al día siguiente.



Por la mañana nos fuimos en tranvía al castillo, compramos la entrada y nos fuimos a visitar con calma la catedral, el callejón de oro, la iglesia, los salones del castillo... Una visita más que, gracias al estupendo día, pudimos disfrutar en familia.

Al acabar de visitar el castillo nos fuimos caminando hasta llegar al hotel eso sí, pasando por la plaza del reloj, el puente de Carlos y la plaza de San Wenceslao. Por la noche buscamos un restaurante para cenar y ya nos preparamos para, al día siguiente, ir al aeropuerto a despedir a mis padres.



Pocos días más nos quedaban a Saraí y a mí en República Checa puesto que el día 22 nos tocaba volar a Monterrey desde Praga.

Y ese día ya empezarían nuestras vacaciones mexicanas :)






martes, 15 de julio de 2014

Meus Pais en Česká Republika I

Por fin chegou o día no que meus pais chegaron a Olomouc, eso quería dicir que as vacacións de verán xa tiñan comezado e eu voltaría estar coa familia outra vez...


El martes 8 de julio mis padres tuvieron que pegarse un madrugón de los buenos porque su avión salía de A Coruña a las 6:30h, y tendrían que estar de viaje hasta las 16:00h que llegasen a Olomouc. En esos días yo seguía convaleciente de mi pie así que tuvo que ser Saraí la que condujese hasta Praga y después de vuelta a Olomouc. Como dije, a las cuatro llegamos y mis padres se fueron directamente a descansar unas cuantas horas hasta que bajamos a la plaza a cenar algo. La suerte fue que Antonio ya se había ido de vacaciones a España y nos dejó la casa para que pudiésemos estar más cómodos.


Por la noche nos fuimos a comer al Ceasar's, un restaurante que está en la plaza principal, y que una de las buenas cosas que tiene es que está al lado de los monumentos más representativos de la ciudad (la Columna, el Ayuntamiento, el Reloj Astronómico, las fuentes...) y que tiene un sitio para aparcar cerca de allí. Algo que, con mi pie en una escayola, agradecí bastante. Cena, visita rápida a la plaza, al instituto (al lado de casa) y a seguir descansando que mañana sería otro día.


El miércoles estuvimos en casa, fuimos al súper y, como no, aprovechamos para que mi madre nos hiciese algo de comer... ya llevaba medio año sin probar sus platos y eso siempre se echa de menos. Por la tarde aprovechamos para cortar la leña que llevaba más de un año acumulada delante del coche y ordenarla para futuras barbacoas. Por la noche visita en coche a la catedral, a la iglesia rusa y al Šantovka. Y ese día así se pasó, en breve me quitarían la escayola y ya podría caminar, pero hasta ese entonces lo mejor sería no forzar demasiado porque, al caminar, el pie se hinchaba, la escayola no cedía y...


El jueves el plan también fue casero: barbacoa en casa con una larga sobremesa (porque no quedaba otra opción que alargar el tiempo en la casa), eso sí, disfrutando de unas buenas cervezas checas.


El viernes, por fin, me liberaron de la escayola. No es que pudiese caminar muchísimo porque el pie se tenía que volver a acostumbrar a hacer su trabajo pero ya sin yeso podíamos empezar a conocer un poco más a fondo la ciudad. Y eso fue lo que hicimos: visita estándar por las plazas y algunas calles del centro, eso sí, en versión reducida porque después de una hora caminando a 2km/h ya necesitaba un poco de descanso acompañado, como no, de una cerveza :) así que nos fuimos a comer al U Červeného Volka y después a seguir caminando otro poco a una de las cafeterías que ya habíamos marcado como "para llevar a las visitas", el café La Fee.


El sábado el plan pasaba por invitar a varios compañeros a una barbacoa a casa y la verdad es que estuvo un día estupendo y la barbacoa, como siempre, fue un éxito y ese día volvimos a tener una larga sobremesa, no por obligación, sino por afición. Por cierto, a la barbacoa vinieron: Zoila y Manu, Jon (un chico vasco que acababa de llegar a Olomouc con una beca de investigación en la Universidad), Javi (un compañero granadino que había venido a hacer unas prácticas de Derecho a Olomouc en la empresa del suegro), Marcel y Jolana, mis padres, Saraí y yo.


El domingo, que es el día en que se puede entrar gratis a los museos de Olomouc, nos fuimos a ver otras partes de la ciudad que aún no les habíamos enseñado, la Catedral por dentro, el Museo de la Archidiócesis (ya lo habíamos visitado en invierno pero en verano abren algunas partes más y la verdad es que nos sorprendió más que la primera vez) y el interior de la iglesia rusa. Ese día nos fuimos a comer a la cervecería Svatováclavský Pivovar, un lugar en el que siempre se acierta con la comida y, por supuesto, con la cerveza, que aún por encima la fabrican allí mismo.


El lunes tocó visita a Sváti Kopeček (la basílica que está en una de las colinas de Olomouc y desde la que se puede ver toda la ciudad) y después al Zooolomouc (no está mal escrito, así se llama), que por cierto, en el zoo nos pilló una tormenta de esas que no hacen más que descargar agua y, tras una media hora debajo del alero de un tejadito decidimos que ya que nos estábamos mojando, mejor nos mojábamos con gusto y nos fuimos andando al coche en medio de la lluvia torrencial, de algo ten que servir eso de ser galego. Después de estas visitas nos fuimos a comer a casa y por la noche a cenar a la pizzería que hemos designado como nuestra favorita de Olomouc: La Scala.




El martes nos fuimos de visita al subsuelo moravo: Javořičko jeskyně y después nos fuimos a otra visita obligada para quienquiera que venga a ver Olomouc: Bouzov Hrad, un castillo que ya se llevó toda una entrada en este blog y que, como dije en su momento, es uno de los castillos más bonitos que he visto a día de hoy, ayudado, como no decirlo, del sorprendente bosque que lo rodea. Para comer, ya de vuelta en Olomouc, un restaurante con mucha historia y de los que siempre están para agradar al paladar tanto con la comida como con la sorprendente "Nepasterizovaný Pilsner Urquell": Drápal.

Y ya, la visita de Olomouc tocaba a su fin, no porque mis padres se fuesen, sino porque había que ir a visitar otras ciudades...


Pero eso xa se contará nas seguintes entradas que esta creo que xa quedou un pouco longa de máis.